
El mundo así como la personalidad se forjan con fuego, con lluvia, con viento, con movimientos de la tierra, que poco a poco van creando la belleza y revelando lo mejor dentro de nosotros.
En ocasiones, esos movimientos fuertes nos tumban, el agua nos inunda o sentimos que las fuerzas nos abandonan, y es entonces cuando se hace imprescindible “volver hacia adentro”, rescatar lo mejor de nosotros mismos, descubrir dónde es necesario poner luz para reparar las heridas y resurgir como el ave fénix para compartir con el mundo nuestros aprendizajes.
Como dice el Maestro Tich Nhat Hanh: “ Cuando te enojes, vuelve a ti mismo y cuida de tu ira. Y cuando alguien te haga sufrir, regresa a ti mismo y cuida de tu sufrimiento. No digas ni hagas nada, porque cualquier cosa que digas o hagas en un estado de ira podría estropear más tu relación. La mayoría no lo hacemos, no queremos volver a nosotros mismos, sino perseguir a esa persona para atacarla. Pero si tu casa se está incendiando, lo más urgente es volver a ella e intentar apagar el fuego, y no echar a correr detrás del que crees que la ha incendiado, porque si lo haces, tu casa se quemará mientras te dedicas a atraparle”.
Las respuestas están adentro, y para el que tiene la valentía de mirar, el resultado es un amor profundo y un Retorno al verdadero Ser que somos.
Marcela Salazar