«No importa lo que vives, sino cómo lo vives» dice una frase popular.
Y en éstos tiempos que vivimos de tragedias naturales, de caos y dolor, tiene todavía más sentido comprender cómo podemos darle sentido al dolor para superarlo.
Los hechos no cambian, ni las pérdidas que tuvimos. Hacen parte de nuestra historia, de las situaciones que tenemos que vivir para aprender lecciones que nos lleven a evolucionar como seres humanos, a darnos cuenta de aquellos lugares oscuros que no miramos porque representan nuestra sombra y adquirir la capacidad de sacar de lo profundo lo mejor de nosotros mismos.
Las lecciones a veces pueden ser difíciles, pueden tardar tiempo en aprenderse, podemos fallar estando cerca de la meta y volver a caer, pero siempre habrá oportunidad de continuar aprendiendo, y si estamos atentos, siempre tendremos a alguien cerca que nos ayuda a descubrir lo que nos falta para continuar en el camino.
Un día de pronto, nos damos cuenta que la solución al dolor estaba muy cerca, más de lo que creíamos, en nuestro interior, en ese lugar donde residen nuestros sueños, nuestra alegría, aquello que siempre nos hace sonreír y agradecer por estar vivos.
Nuestra alma generosa siempre quiere que encontremos ése lugar, nos da pistas, nos lleva a vivir situaciones en las que adquirimos habilidades intangibles como la paciencia, la compasión, la creatividad, el amor incondicional que al final de cada etapa son los tesoros de nuestro camino destinados a enriquecer no sólo nuestras arcas personales sino las de nuestra familia, comunidad, país cuando entendemos que compartir lo que aprendimos aumenta exponencialmente nuestros aprendizajes y nuestra dicha.
¿Como darle la vuelta al dolor para convertirlo en aprendizaje? haciendo conciencia, descubriendo la lección que trae y cuál es la habilidad que podemos adquirir. Y con paciencia, mucha paciencia, poco a poco el dolor va desapareciendo para dar lugar a todas las lecciones aprendidas.
Cuando enfrentes un camino de dolor, de dificultad, busca tus alegrías y descubrirás en algún momento, que todo tiene un sentido.
Marcela Salazar
